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Torre del Baño y su asentamiento recreación de Stephen Smith |
Según PACUAL MADOZ en su obra DICCIONARIO GEOGRAFICO-ESTADISTICO-HISTORICO de España y Sus Posesiones
de Ultramar de 1845, nos la describe así:
"No
desagradará á nuestros lectores que para completar este art. insertemos las
curiosas noticias que siguen. Hacia el E. de los baños, un poco mas arriba hay
un terreno propio de D. Juan Toledo y Muñoz, señor de Cacin, en el cual existe
una torre, cuya fáb., al parecer, es de tiempo de los moros ó quizá mas ant., y
que es probable serviría de defensa á los baños; durante la guerra de la
Independencia los franceses la repararon y aspilleraron, estableciendo desde
ella un camino cubierto que bajando mucho comunicaba con la casa de baños,
donde tenían un hospital militar. Para defender esta torre dominada por la
cúspide del cerro, principiaron los mismos franceses un reducto de cantería, en
el cual trataban de colocar uno ó dos cañones; hoy día se ve , aunque
destrozado, en lo mas alto del cerro y sobre unos tajos cortados al lado del r.
En las inmediaciones del expresado reducto se han encontrado en este año de 1845
muchos vestigios de pobl. romana, y varias monedas, algunas de ellas de cobre,
de las llamadas januarias, sin duda porque en uno de sus lados tiene un busto
con dos caras ó sea el del mes de enero que mira al, año saliente y al
entrante. También se halló una vasija de barro, su figura parecida á una
pequeña tinaja con asa como de cesta, todo lo cual induce á creer que dicha
vasija es una ánfora romana."
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Baños de Alhama de Granada de PEDRO PÉREZ DE CASTRO (1823-1902)
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Los Hallazgos que menciona MADOZ son recogidos por Juan Antonio Pachón Romero en su articulo de 2008 "El patrimonio ibérico de Granada en la cuenca del Genil" en la revista BOLETÍN de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada. Con motivo del muy reciente primer Congreso Internacional de Arqueología Ibérica Batestana, celebrado en la ciudad de Baza en mayo de 2.008.


Un estudio mas
reciente de 2011 nos aclara las dudas sobre el origen romano o fenicio del
yacimiento en cuestión. Se trata del estudio realizado por JUAN A. PACHÓN
ROMERO Y JAVIER L. CARRASCO RUS "Acerca de la facies fenicia en
el territorio occidental granadino. Una mirada desde el interior" para el Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba.
¿UN YACIMIENTO FENICIO-PÚNICO EN EL CERRO DE LOS BAÑOS DE
ALHAMA?
Hace cuarenta años, en la década de los setenta del siglo
pasado, la puesta en roturación de la elevación topográfica donde se sitúa este
yacimiento puso al descubierto un aparente asentamiento del que se recogió un
importante lote de cerámicas pintadas que pasaron a manos privadas y que se
tomaron globalmente como ibéricas. Pero el mejor conocimiento que hoy tenemos
de los registros arqueológicos granadinos, y de todo el mediodía peninsular,
hacen que en buena parte tengamos que considerarlo fenicio o producto de las
actividades comerciales del horizonte colonial semita. El sitio guarda una
relación directa con el manantial de aguas termales que surge al pie del mismo
yacimiento de Los Baños, junto al río Alhama, por lo que es razonable pensar
que esa abundancia de aguas fuese la razón de su existencia. Los últimos años han significado un importante deterioro,
ejemplificando su estado actual una de las peores situaciones patrimoniales que
hoy puedan encontrarse entre los yacimientos granadinos, en general y del
occidente granadino en particular. A pesar de que su imagen no permite apreciar
un estado preocupante de deterioro, los datos disponibles sí facilitan
reconstruir una parte de su historia reciente, en la que es factible apreciar
una evolución demasiado negativa en un recinto patrimonial que podría llegar a
desaparecer con la impasibilidad de la sociedad contemporánea, perdiéndose los
vestigios que aún pueden subsistir. Ya hemos dicho que las denominaciones que
se le aplican es triple: Cerro del Castillo, del Balneario o de los Baños. La
denominación de Cerro del Castillo alude a las antiguas estructuras emergentes
que coronaban su cima y que se han perdido por completo desde los tiempos
renacentistas hasta nuestros días.

De esas antiguas construcciones conservamos alguna imagen de
cómo era su aspecto en pleno siglo XVI, gracias a las noticias aportadas
recientemente (BLECH, 2008). La referencia original parte de una acuarela
fechada en 1561, en la que se observa una vista de Alhama de Granada desde el
norte y donde se aprecia, a la derecha de la imagen, pero a la izquierda del
balneario y sobre él, un torreón que coronaba el mismo sitio del yacimiento que
tratamos y que es denominado en el propio dibujo “torre de guardia”. No podemos
saber cuándo desaparece esa estructura defensiva, aunque quizás hubiese quedado
bastante maltrecha por el grave terremoto que asoló la comarca en 1884, si no
lo fue con los procesos desamortizadores que afectaron a los bienes de propios
y eclesiásticos del lugar por esas fechas. Así, sabemos que el actual balneario
fue propiedad conventual hasta las desamortizaciones del XIX.
El lugar donde se levantaba la torre, con o sin ella, debió
permanecer como un espacio virgen en lo arqueológico, probablemente sin
cultivar, como siguen todavía hoy ofreciendo muchas de las laderas de otras
varias fortificaciones y castillos en otras geografías. Ello explicaría que el
Cerro de Los Baños aportase, cuando se puso en cultivo hace un poco más de
treinta años, la parte más alta de la elevación topográfica, una serie de
materiales arqueológicos de raigambre prerromana que pasaron a manos privadas y
a las que hemos podido acceder parcialmente, gracias a algunas fotografías y
dibujos. En los últimos tiempos, en los inicios del siglo XXI, la cima del
yacimiento que era lo poco que se había conservado sin demasiadas alteraciones,
por su composición parcialmente rocosa, ha sido objeto de otra agresión con
maquinaria pesada para rebajar y acondicionar una plantación de olivos con
regadío. Esta alteración ha debido dar al traste con lo que aún podría
conservar esta parte del yacimiento, poniendo en muy grave riesgo lo que
podamos averiguar del por qué del yacimiento. Indudablemente, la situación
previa del sitio y la actual demuestran los efectos negativos que produce el
divorcio organizativo entre las administraciones culturales y las agrícolas,
que siguen sin intercambiar información y facilitan la apertura de nuevas
explotaciones rurales, o su transformación, sin atender las posibles consecuencias
destructivas sobre sitios recogidos en los catálogos provinciales del
patrimonio arqueológico.
Los Baños, hace casi cuarenta años, estaba considerado como
un sitio específicamente romano, tal como lo había clasificado el profesor M.
Pellicer en los años sesenta del pasado siglo (PELLICER, 1964: 326). Pero los
datos actuales permiten adjudicarle una función similar y parcial a la que pudo
desempeñar La Mesa de Fornes, aunque a partir de un período más tardío. Su
interés aquí es que ha proporcionado un abundante repertorio de materiales
orientalizantes, entre los que destaca una cantimplora pintada (Fig. 17). Su
peculiar forma (PACHÓN y CARRASCO, 2005: 61-64, gráf. 9) alude a un tipo de
vaso muy conocido en la arqueología de Oriente Próximo, desde fines del segundo
milenio a.C., bajo la denominación de pilgrim flask, que ilustraría
posiblemente en Alhama el interés por el uso de las aguas del balneario
aledaño, como manantial con valor medicinal muy en boga entre las comunidades
fenicias y posteriores. Esta utilidad específica del yacimiento, en función de
la valoración de este hallazgo, como recipiente inédito en los repertorios
cerámicos peninsulares, explicaría un especial interés de las poblaciones
orientales fenicias por el sitio, hasta el punto de incorporar a los
repertorios cerámicos del lugar vasijas que solo eran conocidas en Oriente y
que debieron traer directamente los fenicios, una vez que dispusieron del
suficiente poder para controlar al menos el camino que desde el Boquete de
Zafarraya iba hacia el Cerro de la Mora, a través de los ríos Alhama, Cacín y
Genil, pasando indudablemente por Los Baños. Cabe decir, además, de esta
cantimplora, que la representación pintada de un rostro en una de sus caras
abre en la zona del Poniente Granadino la única cerámica orientalizante
conocida que muestra una temática decorativa figurativa, en este caso
antropocéfala, que también conocemos en policromía en el horizonte colonial
fenicio y que debemos relacionar con el vaso alhameño, pese a que en el
ejemplar granadino solo se empleó la monocromía.
La presencia de otras formas cerámicas del mismo momento
(Fig. 18) o de un momento algo posterior en el yacimiento, junto a la
cantimplora orientalizante, corroboraría el hecho de que realmente se trató de
un sitio arqueológico especialmente señalado, bastante frecuentado por gentes
que gustaban de los productos fenicios, por no decir que fuesen auténticamente
fenicios que demandaban sus artículos cotidianos. Al margen de los intereses
económicos que pudo moverlos, el uso tan antiguo del manantial de aguas
termales estaría comprobado no solo desde tiempos romanos, como comúnmente se
acepta, sino al menos desde tiempos orientalizantes. Por ello, no es descartable
que en esa época tuviese valor como santuario hídrico. Algo que no es ninguna
novedad como ya ha analizado R. Rodríguez estudiando el uso religioso del agua
en Cádiz (RODRÍGUEZ MUÑOZ, 2008) con el que también se relacionaría la
cantimplora pintada, expresando el interés simbólico adjudicado al soporte
cerámico para transportar un contenido de gran valor, como siempre han sido las
aguas salutíferas.

De esas otras producciones cerámicas pueden destacarse los
restos de cerámicas policromas, entre las que debemos mencionar la tapadera de
una urna de orejetas perforadas que es un caso prácticamente desconocido en los
repertorios cerámicos de la Edad del Hierro en la provincia de Granada, salvo
algunos escasos representantes ya de época ibérica del Cerro de la Mora, pero
en producciones monocromas y en otros conceptos cerámicos. El caso de Los Baños
es más antiguo, propiamente orientalizante y relacionable con hallazgos del
ámbito fenicio mediterráneo que han proporcionado urnas de orejetas similares
en las necrópolis malagueña del Cortijo de las Sombras de Frigiliana (ARRIBAS y
WILKINS, 1973: fig. 17), ya del siglo VI, y parecidas en la de Jardín en Vélez
Málaga que podrían encontrar una cronología similar, donde hay un caso que
conserva la parte inferior de la urna de orejeta (SCHUBART y MAAß-LINDEMANN,
1995: fig. 30g), como otras conocidas del yacimiento granadino.
Igual comparación encontramos en los cuerpos de otras urnas
similares del yacimiento, donde se han reconocido las perforaciones para
sujetar las orejetas de las tapaderas correspondientes (Fig. 19), o bordes para
encajar otras tapaderas de las que no sabemos si llevaron orejetas, aunque es
lo más probable. Un indicio muy importante de la raigambre orientalizante de
estos restos son las decoraciones pintadas que no solo se componen de bandas y
filetes coloreados, sino que se acompañan con motivos pictóricos más complejos
que trazan elementos estrellados, enrejados y ramiformes en pinturas oscuras
que, por paralelos en el Cerro del Villar en la desembocadura del río
Guadalhorce, Málaga (AUBET et alii., 1999: fig. 130a) y otros de la citada
necrópolis de El Jardín (SCHUBART y MAAß-LINDEMANN, 1995: figs. 9; 19,290 y
299; 20,336; 22,372; 29 y 30f)
por citar solo algunos ejemplos, redundarían en ese siglo VI a.C.
Estaríamos pues ante un yacimiento, cuyas concomitancias y
paralelismos con los hallazgos de otros sitios del horizonte fenicio
mediterráneo, explicitaría cómo en el momento orientalizante de esta zona de la
provincia de Granada, algunos de sus yacimientos establecieron unas relaciones
y compenetración desconocidos hasta entonces que probablemente tengan mucho que
ver con el aumento del control fenicio de algunas de las rutas de penetración
hacia el Genil, donde precisamente se situaba este sitio de Alhama,
coincidiendo posiblemente con la existencia en La Mora de una comunidad fenicia
a la que debió pertenecer el difunto que se enterró con el porta-amuletos que
destacamos antes.
Infortunadamente, el yacimiento arqueológico de Los Baños de
Alhama, materializa uno de los ítems más representativos de la precaria
situación de algunos de los sitios patrimoniales de Granada, en el que han
confluido las erráticas y contradictorias políticas preventivas de las
administraciones, junto a las actuaciones irregulares de particulares que han
convertido el lugar y su peculiar trayectoria de hallazgos en una de las
crónicas más desgraciadas de la arqueología granadina. Es quizás, el sitio del
Poniente Granadino donde sería muy importante realizar urgentes actuaciones de
investigación si se quiere comprobar su secuencia poblacional y patrimonial,
tratando de dar sentido a los datos inconexos que hoy solo podemos esbozar al
respecto.