viernes, 14 de octubre de 2016

El Hombre de Zafarraya


 Huesos humanos
Fémur, 222 x 35 mm.; mandíbula, 135 x 65 mm.
32.000 a.C.

Procedencia
Cueva del Boquete de Zafarraya, Alcaucín, Málaga.

Los trabajos desarrollados en la Cueva del Boquete de Zafarraya, determinaron la existencia de los restos de 16 huesos de morfología Neandertalense, asociados a una industria musteriense y a una fauna wurmiense: hablamos de dos mandíbulas, dos fémures, una tibia y otros huesos menores, que pertenecen a un mínimo de 9 individuos y un máximo de 15.

El "hombre de Zafarraya" desarrolló sus actividades en tres espacios diferentes. El primero de ellos vendría a estar ocupado por lo que actualmente se denomina Axarquía, con un relieve laberíntico, formado por amplios barrancos y pronunciadas pendientes. El segundo corresponde a los macizos subbéticos que, por su vigoroso relieve (Sierra de Alhama y Sierra Tejeda con su cumbre, el Maroma, de 2065 metros de altitud), actúa de barrera infranqueable entre la Axarquía y el interior. Por último, y a unos 900 metros de altitud y a escasos centenares de metros de la cueva, se localiza el polje de Zafarraya, un amplio llano donde no se observan desniveles apreciables a lo largo de sus treinta kilómetros cuadrados. Esta variedad espacial genera una diferenciación de biotopos que enriquecerá el medio en que se desenvuelve este hombre.
Eran hábiles talladores de la piedra obteniendo su utillaje casi exclusivamente de nódulos de sílex, materia muy abundante en la zona. Por medio de la percusión sobre los núcleos, obtenían lascas sobre las que realizaban sus útiles, en este caso compuestos de raederas, puntas, denticulados, muescas, cuchillos y otros, que vienen a definir un Musteriense típico.
En toda sociedad depredadora, una de las actividades fundamentales es la caza. En Zafarraya, a través de los restos paleontológicos podemos deducir el tipo de caza desarrollada por este hombre y el carácter de estacionalidad del hábitat. Entre las especies detectadas en el yacimiento, encontramos la Capra pyrenaica, cuyo hábitat natural está centrado en las altas sierras que rodean el entorno del yacimiento. Caballos, bóvidos, corzos y ciervos habitarían en las zonas boscosas del polje, jabalíes y lobos compartirían el hábitat del polje y las zonas de la Axarquía.
El animal mejor documentado en el yacimiento es la cabra, que representa el 85 por ciento de los restos faunísticos; de ellos, las dos terceras partes son de animales cuyas edades oscilan entre los tres y los seis meses. Si tenemos en cuenta que las cabras se aíslan para parir las primeras semanas de abril y que las crías han nacido en mayo, se puede calcular que el hombre cazó en la zona desde finales de junio a noviembre.
La primera conclusión a la que podemos llegar es que los grupos de neandertales que habitaron Zafarraya tenían una caza especializada, concretándose en animales muy jóvenes de cápridos, lo que supondría una utilización de la cueva como hábitat estacional: acudirían a ella en primavera, para abandonarla a principios del otoño, que coincide con una mayor dureza climática.
Fuentes: http://www.museosdeandalucia.es http://bioinformatica.uab.es